martes, 5 de mayo de 2009

Facebook, una historia de sexo, robos y dinero

Aaron Sorkin prepara un filme sobre el fundador de la red social

Aaron Sorkin (creador de El ala oeste de la Casa Blanca y guionista de películas como Algunos hombres buenos) anunció recientemente su intención de hacer un filme sobre la compañía. No hubo reacciones oficiales y sí mucha sorna: algunos medios de comunicación estadounidenses llegaron a proponer un musical sobre Blackberry; otros muchos ironizaron sobre lo perdido que andaba Sorkin últimamente, después del fracaso de su último proyecto televisivo, Studio 60, y casi todos coincidieron en que allí había poco que contar.
Las risas se han acabado cuando han empezado a filtrarse detalles de la película: Sorkin está hablando con los ex alumnos de Harvard que han denunciado a Zuckerberg y con empleados y ex trabajadores de la compañía dispuestos a airear trapos sucios. Finalmente, sí que había una historia que contar y Sorkin está dispuesto a hacerlo. Detrás, como productor aparece el férreo Scott Rubin (No es país para viejos, Revolutionary road), y como director, Thomas Schlamme, colaborador habitual de Sorkin en televisión.
Zuckerberg, asustado por la reputación y profundidad del proyecto del guionista, ha enviado una circular a todos sus colaboradores (incluyendo aquellos que ya no trabajan en Facebook) advirtiéndoles de que se abstengan de hablar con "terceros" sobre las tripas de la compañía. En el comunicado no se menciona a Sorkin.
La CNN ha desvelado la carta sin que nadie hasta el momento lo haya desmentido. Es más, Facebook admitió haber enviado la circular, pero "sin que ésta fuera una respuesta a ningún proyecto en concreto". Tomando como punto de partida artículos demoledores como el de Claire Hoffman en la revista Rolling Stone, donde Zuckerberg es retratado como un gánster cibernético, un freak con ínfulas, que se limitó a reescribir lo que cuatro de sus colegas esperaban convertir en una mina de dinero, la película sobre Facebook empieza a lucir como un retrato oscuro, desagradable y puntilloso del éxito, en lugar del cuento de hadas que a los accionistas les gustaría ver.

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