sábado, 20 de febrero de 2010

Por el placer de la lectura

La SGAE (Sociedad General de Autores)
ataca de nuevo.


POR LA LECTURA

Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro
Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de
jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no
tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su
biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros
donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos
jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos
al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y
a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño.
No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente
una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños
con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la
idea con simpatía porque les
servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí
un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por
ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse
un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera,
las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también
ellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la experiencia había
dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de
que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera
otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran
hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que
mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios
enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una
empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados,
paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con
la administración intentando convencer a burócratas y
médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el
conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la
curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de
una biblioteca con un servicio de préstamos y unas
actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos
hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en
reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón
bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se
pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado
en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del
préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma
es porque:

a) obtiene algo a cambio.

b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la
adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir
con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la
lectura?

Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la
operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser
lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo
como cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo:
¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos
leídos? No entiendo a esa Europa
mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor
con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor
cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes
ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

2 comentarios:

Abel dijo...

Grande Sampedro!!!! No entiendo yo tampoco ese afán de la SGAE de mercantilizar la cultura, poniendo como escusa la propiedad intelectual. Y tampoco entiendo que, con lo difícil que está el tema lector, pongan impedimentos a poder leer en las bibliotecas.
Luchemos contra esto... o la cosa irá mal.
Buen post Marijose.

SALUDos lectores

Amparito dijo...

Este verano estuve en un curso con y sobre José Luis Sampedro y Olga Lucas nos pasó este árticulo advirtiendonos de que no iba contra la SGAE sino contra la normativa europea que pretendía ponerse en marcha.
Otra cosa es que SGAE estará presionando como pueda como lobi o como los lobos mafiosos que son...

En cualquier caso las bibliotecas es los poquitos reductos de cultura libre y gratuita que van quedando
Lo demás, aunque sea a un precio bajo, queda fuera del alcance de algunos bolsillos que bastante tienen con llegar a fin de mes...
Nunca estuve deacuerdo en los que dicen que si algo no se paga no se valora. El valor y el precio son dos cosas diferentes.