Puede que Susan Boyle sea la antítesis de Madonna, pero ha encandilado al público. Con una discapacidad para el aprendizaje en su época infantil, reconoce que quizá, su éxito ayude a la sociedad a no juzgar por las apariencias. En efecto, hoy, una mentalidad que sublima la juventud y la belleza y con ellas el consumo de cosméticos, cirugía plástica y tratamientos estéticos, induce a muchas mujeres a adquirir complejos de inferioridad e insatisfacción. Se pasan por alto los valores interiores de la persona gratificantes para la convivencia, tales como la honestidad, la generosidad, el amor desinteresado o el buen humor que dulcifican las relaciones mutuas, fundados en un nada desfasado humanismo cristiano. La voz también puede ser un encuentro del alma con Dios y un modo de fructificar uno de los talentos recibidos para hacer más fácil la vida a los demás.
ISABEL PLANAS VALENCIA
De acuerdo, pero eso no es de hoy. Es más, de ese culto a la belleza física es en buena parte culpable la religión, ¿no le parece? Yo no veo muchas representaciones de la Virgen gorda, con michelines y los tobillos inflamados. Casi todas son más parecidas a la Inmaculada de Murillo y la prueba es que esos energúmenos de las procesiones, como en el Rocío, le chillan los piropos más groseros. En los belenes y en la pintura, los únicos feos siempre son los judíos.
La representación de Jesucristo, incluso crucificado, suele ser la de un tipo que podría protagonizar un anuncio de ropa interior. Salvo en Grünewald y otros excéntricos, se parece a ese Cristo de Velázquez que hacía murmurar a Juan Ramón Jiménez: Devoción, devoción, todas estas mujeres rezando arrodilladas… ¡ante un hombre medio en bolas tenía que ser!
Empiece por casa: pongan Jesucristos calvos y con papada. Pongan vírgenes con celulitis y las muelas picadas. Pongan a un Dios sin los músculos de Miguel Ángel, un tipo de corta estatura y con el culo entrado en carnes de tanto calentar el trono. Pongan de Espíritu Santo a un pato (feo). Así nos enseñarán a no juzgar por las apariencias y a poner atención a esos “valores interiores” de las personas divinas
Cartas con respuesta: Rafael Reig responde a cartas de lectores en "Público"
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