"Los medios de comunicación de la era electrónica, mayoritariamente puestos al servicio de la incomunicación humana, están imponiendo la adoración unánime de los valores de la sociedad de consumo. [...] Convida a todos al banquete, pero a la mayoría les cierra la puertas en las narices. La invitación al consumo es una invitación al delito. [...]
Los avisos proclaman que quien no tiene, no es: quien no tiene auto, o zapato de marca, es un nadie, una basura.[...] Los medios de comunicación, que muestran la actualidad como espectáculo fugaz, ajeno a la realidad y vacío de memoria, bendicen y ayudan a perpetuar la organización de la desigualdad creciente. La pobreza puede merecer lástima, pero ya no provoca indignación: hay pobres por ley de juego o fatalidad del destino. Hasta hace veinte o treinta años, la pobreza era fruto de la injusticia.
Lo denunciaba la izquierda, lo admitía el centro, rara vez lo negaba la derecha. Mucho han cambiado los tiempos, en poco tiempo: ahora la pobreza es el justo castigo que la ineficacia merece, o un modo de expresión del orden natural de las cosas. La pobreza se ha desvinculado de la injusticia, y la propia noción de injusticia, que antes era una certeza universal, se ha desdibujado hasta desaparecer.
El código moral de este fin de siglo no condena la injusticia, sino el fracaso."
Extraido de una entrevista a Eduardo Galeano
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