martes, 26 de agosto de 2008

Heroínas anónimas

Angelique du Coudray nació en Clermont-Ferrand en 1712, era hija de una afamada familia de médicos. En una época en la que quizás no tenía otra forma de practicar la medicina fue matrona en Paris y aprovechó los conocimientos familiares sumados a su experiencia para escribir un tratado de obstetricia en 1759. El primero del que se tiene noticia. Pero para explicar con mayor claridad sus ideas fabricó un maniquí a tamaño real con madera y tela, relleno de algodón de la parte inferior del cuerpo de una mujer embarazada, incluía un niño recién nacido con cordón umbilical que podía ser introducido dentro del útero para escenificar y practicar los distintos tipos de parto a los que una matrona tendría que enfrentarse. E incluso un feto de 7 meses.

El maniquí tenía cosidas 21 etiquetas que identificaban los órganos del aparato reproductor femenino el útero, la vagina, las trompas de falopio...

Luis XV la envió por toda Francia para formar con su maniquí a mujeres de todo el país para actuar como comadronas. Su tour de Francia le llevó 25 años, se cree que pudo formar a más de 5000 mujeres y cirujanos con su muñeco.

La mortandad infantil en los partos pasó de un 30% en 1740 al 20% en 1789.

Madame du Coudray murió en 1791.


Todavía se conserva un ejemplar de la máquina de du Coudray en el museo Flaubert de historia de la medicina en Rouen.

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